lunes, 27 de octubre de 2008

para reflixionar

La moral no es simplemente un conjunto de reglas para guiar nuestra conducta. Es eso, pero es mucho más que eso.

Lamentablemente mucha gente cree que la moral es una serie de impedimentos arbitrarios al disfrute de la vida, una serie de "no's" que Dios se inventó para fastidiarnos.

Nada más lejos de la verdad. La vida moral, para decirlo de forma bien sencilla, es la vida del amor: el amor a Dios y el amor al prójimo. Pero el amor no es algo sin forma, necesita un rostro bien definido. Los mandamientos y las virtudes configuran el rostro del amor, pues nos dicen qué constituye amor auténtico y qué no.

¿Y qué es el amor? El amor es sencillamente desear y hacer (en la medida de lo posible) el bien al prójimo y a uno mismo. ¿Y qué es el bien? El bien es aquello que llena las verdaderas necesidades de la persona y la plenifica. ¿Y qué es la persona humana?

Nos damos cuenta entonces de que la pregunta sobre la moral nos remite a la pregunta sobre la persona. No hay visión auténtica de la moral sin visión auténtica de la persona. La moral se funda en la persona humana, más concretamente, en su dignidad. En términos de la dignidad de la persona, la moral es el modo de ser y vivir que respeta y promueve la dignidad de la persona humana.

En el ámbito de la fe, la dignidad de la persona humana es el fundamento inmediato de la moral, y Dios, el Creador de la persona humana, es el fundamento último de la moral. "Último" aquí no significa el final de una serie de cosas, sino lo más importante, el fundamento de los fundamentos.

Hoy comenzamos una reflexión sobre la moral auténtica, reflexión que llevaremos a cabo simultáneamente en dos planos que se complementan: el plano de la fe y el plano de la razón y de la experiencia humana. Para el creyente, el plano de la fe incluye al de la razón y de la experiencia humana. Para el no creyente, el reflexionar por medio de ambos le mostrará la correspondencia entre ellos.

Todavía no hemos respondido a la pregunta: ¿qué es la persona humana? Tampoco hemos aclarado qué es la dignidad humana. Sigamos en sintonía....Hasta la próxima.

Adolfo J. Castañeda es Director de Programas Educativos de Vida Humana Internacional. El Sr. Castañeda ostenta una licencia en teología moral de la Academia Alfonsiana en Roma y dictó cursos de moral fundamental y bioética durante cuatro años en el Seminario San Vicente de Paul, en Boynton Beach, Florida, Estados Unidos.

la moral cristiana

La Moral Cristiana nace y se nutre de la fe en Jesús de Nazaret confesado como Cristo y aceptado como la norma inconidcional de la praxis cristiana. Las expresiones de ese peculiar aliento ético son múltiples y variadas : en el creyente actúa la sensibilidad ética nueva que se encauza a través del discernimiento histórico-salvífico ; las decisiones brotan de la opción fundamental de la conversión y se concretan en actitudes coherentes con la intencionalidad básica de la caridad ; el crisianismo percibe y practica en los valores direcciones particulares que se traducen en preferncias éticas a construir el reino de Dios. El resultado de estas peculiaridades es la constitución de un universo moral nuevo : el de la moral vivida de los cristianos y el de la moral formulada de la refrexión teológica.

El cristianismo no es esencialmente una moral. No pertenece ni siquiera al tipo de religiones que, como el budismo, funcionan a modo de "sabidurías morales". El cristianismo es fundamentalmente un ámbito de sentido trascendente (fe) y de celebración religiosa (simbólica sacramental).

Sin embargo, al cristianismo le corresponde como un elemento imprescindible el realizar una praxis histórica en coherencia con la fe y la celebración cultural. De otro modo sería una realidad alienada y alienante.

Si la fe y la celebración religiosa exigen el compromiso transformativo intramundano, la moral vivida del cristianismo no es otra cosa que la mediación práxica de esa fe y esa celebración

Iconografía


Los atributos más ordinarios de la moral son un libro, un freno y una regla. Suele pintársela con un vestido blanco, indicio de la inocencia o de las costumbres puras y arregladas y algunas veces, bajo la figura de Minerva, con su casco coronado de un mochuelo, símbolo de la cordura.[2

La moral según la corriente filosófica


En cuanto al origen de las normas éticas, podemos citar el esquema siguiente:

  • Sociologismo: Esta concepción defiende que las normas morales se originan en la sociedad y de ella reciben la fuerza y el vigor para imponerse a los individuos.
  • Marxismo: Según Marx, la ideología, es decir, las ideas y creencias sociales y, por lo tanto, las leyes y normas morales son invenciones de la clase dominante para intentar defender sus intereses y controlar a la clase dominada.
  • Historicismo: Esta posición proclama que, a lo largo de la Historia y según un ritmo variable, la sensibilidad vital de unas generaciones es sustituida por la de otras y, de acuerdo con este proceso, al mismo tiempo que unos principios cobran vigencia, otros desaparecen.
  • Teologismo: Esta corriente propugna que las normas morales tienen origen divino. Podemos encontrar una postura teológica, con relativa frecuencia, en los pueblos primitivos, por ejemplo, en Israel y su moral de los profetas: en Egipto y su moral de los faraones, etc.; pero, actualmente, se encuentra también el integrismo vigente en Irán.
  • Teoría de la Ley Natural: Existe una amplia pluralidad de teorías que fundamentan sus opiniones éticas y las normas morales en la Ley Natural. De entre ellas, sin duda alguna, la más importante es la teoría escolástica, según la cual todas las personas poseen una idéntica naturaleza, que es la naturaleza humana. Ésta guarda una profunda relación de orden con el resto de los seres y, sobre todo, con Dios, el Ser Supremo.
  • Relativismo moral. Una postura filosófica que tiene mucha aceptación es la que acepta el relativismo de la moral, por lo cual niega la existencia de una moral objetiva, impuesta por la voluntad de Dios o por la vigencia de leyes naturales, sino que supone que se trataría de algo puramente convencional asociado a las diferentes culturas, creencias y épocas.

Inmoral y amoral


Bajo el concepto de moral surgen otros dos conceptos que son, cada uno a su manera, antónimos y que normalmente se confunden. Uno es el de inmoral, el cual hace referencia a todo aquel comportamiento o persona que viola su propia moral o la moral pública. Esta persona estaría actuando de forma incorrecta, estaría actuando mal.

El otro concepto es el de amoral, el cual hace referencia a las personas que carecen de moral, por lo que no juzgan los hechos ni actos como buenos o malos, correctos o incorrectos. La mayor defensa de la amoralidad la realizan los taoístas.

El taoísmo dice que la moral corrompe al ser humano, obligándolo a hacer cosas buenas cuando no está preparado y prohibiéndole hacer cosas malas cuando necesita experimentar para darse cuenta de las repercusiones de sus actos. Todo lo moral, según ellos, implica forzar la naturaleza del ser humano y es fruto de la desconfianza y el miedo a los demás, a lo que puedan hacer si no están sometidos al estricto gobierno de unas leyes que rijan su comportamiento. Es evidente que esta postura ha echado raíces en el primer mundo donde la mentalidad liberal viaja paralelamente opuesta a los valores morales: vive conforme a tu criterio y no sigas lo establecido. Aparentemente la moralidad no ha sido suplantada del todo en estas sociedades hasta ahora, pero el riesgo siempre estará latente....

Autonomía y heteronomía


Una concepción de la moralidad puede tender hacia cualquiera de las posibles direcciones en un campo determinado. De hecho, existen morales que recomiendan ciertas restricciones sobre el comportamiento (heteronomía), así como existen morales que recomiendan una autodeterminación totalmente libre (autonomía) y una variedad de posiciones intermedias.

Moral objetiva


Al conjunto de normas morales se le llama moralidad objetiva, porque estas normas existen como hechos sociales independientemente de que un sujeto quiera acatarlas o no. Los actos morales provienen del convencimiento de que el actuar de un individuo siempre se realiza por ciertos fines y que todo el que hace algo, lo debe hacer con un fin, a menos que no controle su razón, como ocurre en variadas situaciones. Sin embargo, las realidades sociológicas sugieren que las personas suelen actuar por inercia, costumbre, tradición irrazonada o la llamada mentalidad de masa.

Opuesto a esta postura de auto-justificación, está la aceptación, por parte del individuo, de su resposabilidad. Usando los valores morales, puede convertirse en el artífice de su propio destino, o de un mejor destino.

A lo largo de la historia, y de cultura en cultura, han existido distintas visiones de la moral. Generalmente, la moral es aplicada a campos en los cuales las opciones realizadas por individuos expresan una intención relativa a otros individuos; incluso no miembros de la sociedad. Por lo tanto, existe una disputa académica sobre si la moral puede existir solamente en la presencia de una sociedad o también en un individuo hipotético sin relación con otros. La moralidad se mide también cuando la persona está sola, no siendo observada por nadie, por ejemplo, en situaciones donde se requiere tener mucha integridad.