lunes, 27 de octubre de 2008

la moral cristiana

La Moral Cristiana nace y se nutre de la fe en Jesús de Nazaret confesado como Cristo y aceptado como la norma inconidcional de la praxis cristiana. Las expresiones de ese peculiar aliento ético son múltiples y variadas : en el creyente actúa la sensibilidad ética nueva que se encauza a través del discernimiento histórico-salvífico ; las decisiones brotan de la opción fundamental de la conversión y se concretan en actitudes coherentes con la intencionalidad básica de la caridad ; el crisianismo percibe y practica en los valores direcciones particulares que se traducen en preferncias éticas a construir el reino de Dios. El resultado de estas peculiaridades es la constitución de un universo moral nuevo : el de la moral vivida de los cristianos y el de la moral formulada de la refrexión teológica.

El cristianismo no es esencialmente una moral. No pertenece ni siquiera al tipo de religiones que, como el budismo, funcionan a modo de "sabidurías morales". El cristianismo es fundamentalmente un ámbito de sentido trascendente (fe) y de celebración religiosa (simbólica sacramental).

Sin embargo, al cristianismo le corresponde como un elemento imprescindible el realizar una praxis histórica en coherencia con la fe y la celebración cultural. De otro modo sería una realidad alienada y alienante.

Si la fe y la celebración religiosa exigen el compromiso transformativo intramundano, la moral vivida del cristianismo no es otra cosa que la mediación práxica de esa fe y esa celebración

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